jueves, 26 de diciembre de 2013

Expedición: San Antonio de la Osamenta

Fecha: Miércoles 31 de Julio del 2013
Hora: 10:26 a.m.

Un día me comentó mi colega que si quería que lo acompañara un día a su trabajo, que eso implicaba entrar a ejidos, hablar con los dueños de esas tierras, y sobre todo andar por la sierra. Y como si fuera una golosina difícil de rechazar, acepté su invitación.

El objetivo era simple, mi colega tenía que ir a San Antonio de la Osamenta a asesorar a los ejidatarios de ese ejido (valga la redundancia), para hacer algo de manejo y aprovechamiento ambiental.
En fin, SADLO (como me referiré a ese ejido en adelante) está ubicado frente a la Sierra El Tarillal, entrando por la carretera carbonera, para llegar a ese ejido se necesita camioneta sí o sí.

En cuanto nos embarcamos, teníamos que ir por la carretera Monterrey-Saltillo. En lo personal considero que es una de las carreteras con las vistas más espectaculares del país, de un lado, podemos ver a la Gran Sierra Plegada, conformada en su mayor parte de caliza, y por otro lado podemos ver el comienzo de la serranía del Desierto de Chihuahua, también conformada de calizas y areniscas.


Rinconada El Ranchero
Parte de la Gran Sierra Plegada, Sierra San José de los Nuncios.

Cerro El Colorado
El comienzo del Desierto de Chihuahua, Cerro El Colorado.
Al avanzar por la carretera, era obvio que de estar acostumbrado a la orografía regia, ahora nos topábamos con la coahuilense, caminos tan entramados y cerros con orografías distintas a la que estaba acostumbrado del valle regio. En fin, antes de entrar a la Sierra Arteaga, mi colega mencionó que había que cargar de gas a la camioneta, y eso significaba de una vez ir a por comida. Siempre que salgo fuera de Nuevo León, aprovecho a comer la comida local, aunque en esta ocasión tristemente fue en un oxxo.

Una vez que acabamos de gestionar las reservas, empezamos el peregrinaje por valles tan entramados y escondidos, simplemente era fantástico ver de un lado a otro la serranía, ver vegetación bastante mixta (bosque de pino con yucas), y personalmente con un clima muy agradable, esto último no me sorprendía ya que estábamos a 2000 msnm.

Hortaliza

Nuestra primera parada, Puerto El Conejo, ya el letrero nos informaba que estábamos en ese momento a 2550 msnm, este punto en particular marca la división geográfica entre Nuevo León y Coahuila. Mi colega aprovechó para tomar fotos, mientras que yo, bueno no disté mucho de su acción. Por supuesto no estábamos solos, nos acompañaban un grupo de vacas haciendo lo que más les gusta hacer, forrajear y descansar.

Puerto El Conejo

Ahora la siguiente parada es el rancho de un Don (una disculpa, olvidé su nombre), su casa está literalmente frente a la sierra, vive de la agricultura (primordialmente, manzana enana). Le comenté a mi colega que en cierto sentido, esta gente es privilegiada, ellos despiertan cada mañana, y ven estos monumentos frente a su casa, sin duda te motivan a salir adelante (mucho mejor que en la ajetreada la ciudad).

Rancho
Sierra El Caballo.
El Don nos ofreció una comida, pan y café, he de admitir que el interior de su casa olía tan bien como si estuviera en alguna panadería de Peña del Bernal, sin contar con lo rústico que se veía su hogar, y bueno simplemente me sentí como si fuera mi hogar. En fin, mi colega charló con el sobre la cuestión del manejo del ejido. En cuanto terminó la charla, el Don nos dio un pequeño recorrido por su terreno, nos indicó algunos senderos de los que estaba interesado mi colega, y por último nos ofreció de su huerta, en caso de que la tripa se aloque.
Como sea, sacamos las mochilas, y empezamos a subir a la sierra. Nuestro punto de referencia es lo que posiblemente sea el oyamel más grande de SADLO, con una altura estimada de 18 mts, no sería difícil de divisar. Dentro del complejo de la Sierra El Tarillal, había desde encinos (Quercus sp.) hasta pinos (Pinus sp.), seguido de oyameles (Abies sp.) y hallarines (Pseudotsuga sp.), por lo que estábamos en su mayor parte en un bosque de coníferas (predominantemente de oyameles).

Oyamel
Oyamel (Abies sp.)
Más adelante nos internamos en el bosque de montaña, donde pudimos observar cactáceas dentro de la zona, y algunos bivalvos del cretácico superior alojados en una enorme arenisca, lo que me sorprendió era ver grupos de areniscas y calizas dentro de la misma sierra. Continuando con el peregrinaje, seguimos avanzando pero algo no le cuadraba a mi colega, y era que el camino que estábamos siguiendo nos llevaría a una plataforma que el había divisado, y más con la información que el Don proporcionó, sin embargo con las coordenadas del GPS no estaba concordando del todo, así que varias veces tuvimos que regresar o ir por otro sendero.

Frente

Durante el reconocimiento, pudimos divisar algunos manchones grises o marrones, lo que indicaba una cosa: el escarabajo descortezador (Dendroctonus sp., del griego dendros que significa árbol y ktonos asesino, literalmente "asesino de árboles"). Este escarabajo está presente en el Noreste, Centro y parte del Sur de México. El ciclo de vida de este escarabajo es de huevo, larva, pupa y adulto, es decir son holometabolos (cabe mencionar que todos los coleopteros son holometabolos, es decir, sufren por metamorfosis completa).
Forestry Images
Por supuesto, para que las poblaciones de Dendroctonus crezcan, es necesario que los árboles sufran de estrés hídrico, es decir, que estén expuestos a largas temporadas de sequía, o bien que estos estén enfermos, lo que facilita la infestación del arbolado.
Resulta sorprendente lo dañinos que son estos minúsculos insectos (el tamaño oscila de 2.3 a 4.5 mm), en materia forestal se traducen en grandes perdidas económicas del sector maderero. Por citar algunas cifras, de 1972 a 1973 afectó al estado de Michoacán donde destruyó 1, 200, 000 m3 de madera de pino, y ese mismo año afectó al  Distrito Federal y estado de México se extendió a 17 mil ha de bosque de pino. En Nuevo León de 1997 a 2002 fueron devastadas 2, 726.85 ha compactadas, de las cuales con un volumen afectado de 997, 701. 16 m3, por lo que las perdidas se traducen en miles de pesos en producción maderera. Recientemente en Diciembre de este año, Semarnat registró 4 mil ha afectadas en el centro-oeste del estado de Nuevo León. La magnitud del problema es tal, que emplean diversos métodos para su control, desde podas selectivas, hasta el uso de agentes químicos.

Manchones
Manchones ocasionados por el descortezador (Dendroctonus sp.)
Seguimos explorando el bosque, y de repente me encuentro un escarabajo entre varias ramas, jamás había visto ese escarabajo antes, especialmente por su color azul tan llamativo y espolvoreado de puntos negros en los élitros, no sabía ni a que grupo pertenecía así que, una foto no hace daño. Posteriormente supe que es del grupo de los erotílidos (Erotylidae). Es muy curioso su ciclo de vida, ya que los adultos ovipositan sus huevecillos sobre los hongos, sus larvas crecen, y se desarrollan barrenando los hongos que crecen en los troncos (no por nada en inglés les llaman Pleasing Fungus Beetles, o escarabajos del hongo).
Gibbifer sp.
Escarabajo del hongo (Gibbifer sp.)
Al cabo de un rato seguimos buscando, hasta que encontramos el lugar de descanso de las vacas. Seguimos explorando pero no había más que hacer, y es cuando mi amigo mencionó que había que bajar e ir a la casa del Don nuevamente. Salimos de la casa del Don para ir esta vez a la Sierra El Caballo, nuevamente subimos a inspeccionar las labores que habían hecho los ejidatarios. He de confesar que el camino era difícil de subir, ya que era en su mayor parte pedregoso y con algo de inclinación (muy parecido al Cañón Las Escaleras). Una vez vistas las labores, mi amigo y yo regresamos nuevamente a la casa del Don, donde estuvieron hablando sobre las labores pasadas de esa zona.
En cuanto se acabó la charla, teníamos que ir a otras casas a hacer lo mismo, eso significaba ir por todo el cañón a paso veloz ya que el día se estaba acabando y las labores tomaban su tiempo.



La última tarea por hacer era visitar a una Doña que vivía en uno de los brazos de la sierra. Para llegar a ella, era necesario subir por caminos bastante entramados e inclinados, a veces tan estrechos que los neumáticos rosaban a centímetros del precipicio. Llegamos a lo que es la casa de la Doña, mi amigo comenzó a hablar con ella sobre parte del manejo, su participación de este, así como de otros por menores. Para entonces, ya eran las 2021 horas, la temperatura empezó a bajar, y empezó a mostrarse la luz del ocaso, podíamos apreciar un hermoso atardecer en el valle, y se podía observar la reflexión de la luz sobre la sierra, dejando una coloración interesante (en lo personal, siempre que veo ese efecto en un cerro, pienso que su exhibición es meramente barbara, como si fuera un monumento al guerrero).

Cerro El Sanguinario
Cerro El Sanguinario
Ya era totalmente oscuro, la temperatura bajó de manera muy considerable (a pesar de ser verano) y cada vez era más tarde,  por lo que teníamos que regresar a la ajetreada ciudad. Antes de que nos retiráramos, pasamos por último por algunos víveres y manzana de la huerta que el Don nos había ofrecido en un principio. Después de todo, ya era mi última expedición, y tenía que aprovecharla bien. A lo largo de la travesía, resultaba muy curioso la frontera entre ciudad y sistemas montañosos, de estar en un punto elevado, donde no escuchas más que el sonido de tu respiración, en una hora ya te encuentres en una población muy dinámica, llena de edificaciones que en su interior individuos se mueven de manera independiente, laborando para sus ideales futuros.


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Bibliografía

Velazco C. Bosques. Flora de Nuevo León. [on-line] disponible en:
https://sites.google.com/site/floradenuevoleon/directory/bosques (12/11/2013)

U.S. Department Agriculture. Bark Beetle Genera of the United States - Dendroctonus [on-line], disponible en:
http://idtools.org/id/wbb/bbgus/Dendroctonus.htm (última visita 23/11/2013)

Sánchez S., J. A. y L. M. Torres E. 2007. Biología y hábitos del descortezador Dendroctonus mexicanus Hopkins y estrategias de control en Pinus teocote en Nuevo León. CIRNE. Campo Experimental Saltillo. Folleto Técnico Núm. 29 Coahuila, México. 35 p.

Sánchez S., J. A. y L.M. Torres E. 2003. Daños y diversidad de insectos descortezadores de coníferas del Noreste de México. Rev. Ciencia Forestal en México. Vol. 28. Núm. 93.

Milenio (2013). 'Chocan' cifras por plaga en bosques de NL. [on-line], disponible en:
http://www.milenio.com/monterrey/Chocan-cifras-plaga-bosques-NL_0_203379699.html (25/12/2013)

lunes, 15 de julio de 2013

Expedición: Sierra Urbano

Sábado 14 de Julio
Hora: 15:52

Por causas ajenas, tardamos algo en llegar (especialmente por víveres), pero al fin, nos embarcamos a la expedición, en esta ocasión el objetivo era hacer una expedición a la Sierra Urbano a explorar una cueva que le llamó la atención a mi colega.
En el trayecto, mi colega iba algo rápido, pero la situación lo ameritaba, especialmente porque solo teníamos 5 horas de luz, así que las teníamos que aprovechar sí o sí, tal era la situación, que el resultado era que casi nos estampamos contra otro vehículo, afortunadamente no pasó a mayores salvo una advertencia de ese tipo.

Derivando

Después nos adentramos a Guitarritas, el paisaje era tremendo por todo el cañón, aunque, los pliegues de la misma sierra daban una forma laminada. Llegamos al rancho "Los Rodríguez", mi colega habló con el ejidatario, buena gente, al parecer viene mucha gente al Cañón Las Escaleras, y aunque según él, la gente que viene generalmente no deja basura, o si la deja, es en un contenedor donde está saturado de botellas de plástico, lo que en lo personal me alegra en cierta medida, pero por favor, si van a traer alimentos o botellas con agua, llévenselos, es responsabilidad tuya tirarlas en donde se debe.

Aviso

Nos despedimos del ejidatario, nos dio acceso al camino, todo el trayecto era bastante imponente, era algo parecido a lo que vimos atrás, los pliegues de la sierra, seguían hasta perderse de vista.

Cañón Las Escaleras

Después pasamos por una parte del Cañón el Montoso, era imponente la formación, a diferencia de las formas de la entrada al Parque de la Huasteca, estás tenían más vegetación, la vida se abre camino aun y cuando el ambiente se vea inhóspito.

La botella y el montoso

Hasta nos topamos con un ejido llamado Loma Alta, este participaba en el programa Pro-Árbol, por el pago a servicios ambientales, de igual manera, era bastante bueno saber que al menos se siguen promoviendo proyectos de este tipo.

Ejido Loma Alta

Finalmente llegamos al lugar base, bajamos el equipaje, observamos la Sierra Urbano, y emprendimos la marcha por la exploración, motivados por la curiosidad de seguir conociendo lo que ofrece la Gran Sierra Plegada.

El único detalle fue que no llevé una mochila adecuada para la ocasión, y más porque me llevé unos duritos cosa que no cabían en mi mochila, así que me los llevé a mano por todo el camino. Mas adelante, nos encontramos con otro ejidatario, mi colega habló con él durante algunos minutos y después seguimos. Durante el recorrido, pasamos por las formas del cañón, algunas de las formas estaban tan labradas por el agua, que parecía como si alguien hubiera utilizado una lija, como era de esperar la textura es bastante lisa, algunas otras bastante curiosas, como ver rocas gigantes en medio de un canalillo, como si estas levitaran sin esfuerzo alguno.

Mi colega me dijo sobre unas formaciones que le llaman “La Ciudadela”, quedé extrañado por el nombre, pero en cuanto llegamos supe porque le decían así, realmente se considera que es  más del depósito continental, solo que demasiado desgastado, ya que nos es roca como tal. Aun así pasar a lado de esas formaciones daban una sensación rara, como si una civilización antigua las haya hecho, pero que algo pasó para que hayan dejado esas construcciones naturales ahora en ruinas.


La ciudadela

Más adelante, había partes del camino donde se hacía más estrecho el cañón, a tal grado que cualquier claustrofóbico se pondría tenso, y para empeorarlo mi colega me menciono que llegan a desprenderse secciones del depósito, lo que se traduce en toneladas de sedimento cayendo sobre el camino. Y vaya que no estaba errado, ya que me mostró una sección desprendida del mismo completamente reciente, me contó que el sedimento acumulado llego a una altura aproximada de 11 mts, por supuesto después del Huracán Alex parece que se lo llevó, ya que no vimos rastro alguno del mismo. Reconozco que esa parte del camino me gustó bastante, y aun nos faltaba. Llegamos a otra parte que mi colega le llama “El Altar”, y bien que queda, en esta parte asoman tres pedruscos, donde claramente podíamos observar las marcas de la crecida rodeaban a los pedruscos, lo que uno pensaría si el agua sube de manera muy considerable, es usarlas para salvar tu vida. No pude evitar pensar  que también fuera usado para ceremonias o rituales de cacería, sin pensar si realmente han pasado por aquí los antiguos nativos del noreste.

El Altar

Luego de atravesar el estrecho, salimos por fin a una zona abierta del cañón, que más que cañón parecía valle, aquí noté que la vegetación cambio algo, pasamos al matorral desértico. Decidimos descansar a 200 metros de la salida del estrecho, aprovechamos para comer algo, la vista era increíble desde ahí, así que no dudamos en aprovechar para tomar fotos de esa parte, y observar el horizonte. Estábamos frente de la Sierra Agua del Toro, desde ahí también vimos las poblaciones de pinos, aunque los pinos de la cumbre están muertos, sin embargo debajo de la cumbre la población parecía más saludable, aunque mi colega diviso tres manchones marrones en esa parte, lo que indica muchas cosas, que los suelos ya no estén siendo fértiles para ellos, que el cambio climático los esté afectando, o que la población esté cayendo por acción del escarabajo descortezador (Dendroctonus sp.). Sea cual fuere, es algo triste ver eso, y más en árboles como los pinos, que no se ven muchos por el Área Metropolitana de Monterrey.

Las Tinajas

Terminamos de comer, y proseguimos con la expedición, cada paso era más notorio el cambio en la vegetación, llegamos a un punto en que pasamos al matorral rosetófilo, donde predominaban: agaves, yucas, cactáceas, sotoles, candelillas, ocotillos, en fin, las plantas de ambientes semiáridos. Las plantas aquí daban otro aspecto, como si nadie visitara esas sierras, y fueran completamente desconocidas para el resto de la humanidad, esperando quien las recorra, y ahí estábamos mi colega y yo, explorando la sierra.

Yucas y cerro

En el recorrido, hablábamos de otras cosas, cuando el recordó que por donde andábamos estábamos más adelante del objetivo, que era la cueva que él había divisado, nos retornamos, afortunadamente no avanzamos mucho, y ya puestos, pues nos pusimos las polainas, divisamos un par de lugares base como mesetas y cañadas donde la subida podía ser más amable, y empezamos a subir la ladera. He de confesar que la subida fue difícil, y no porque tenga pésima condición, sino porque de plano la ladera es algo inclinada, más un suelo pedregoso, era igual a caídas frecuentes, en una de esas estuve a punto de caer frente a una lechuguilla, por suerte no paso a mayores salvo unas cuantas cortadas en los dedos. Mi colega seguía divisando la cueva, y yo solo la podía ver desde la falda de la sierra, era grande, y muy probablemente de acceso difícil, pero seguíamos sin parar, con excepción de tomar algunas fotos, y al frente teníamos un izotal, es decir un bosque de yucas.

Izotal

Estaba cayendo el atardecer, ya eran las 20:41, aun teníamos algo de luz, por lo que seguimos avanzando, al frente teníamos a la Sierra Agua del Toro, se veía imponente desde donde estábamos.

Atardecer frente a Agua del Toro

Y que decidimos parar, ya que ya eran las 21:01, la luz que quedaba era del crepúsculo, mi colega observó detenidamente la cueva, vio algo que no estaba contemplado en el plan: una serie de cañadas, laderas muy inclinadas y una pared que cubría la entrada, lo que dificulta mucho su acceso. A decir verdad, no creímos que tuviese esa serie de formas, no teníamos  cuerdas, equipo de rapeleo, la noche ya estaba a minutos de serlo, el riesgo era alto y dado las condiciones tanto ambientales como con nosotros, decidimos retornar…

La cueva

Por esta ocasión, la serranía nos hizo retroceder de manera que considero honorable, creemos que fue la mejor decisión tomada, saber cuándo hay que retroceder y reconocer que la sierra es La Sierra.

Finalmente nos pescó la noche, bajando las laderas, entre matorral espinoso y rosetófilo, más algunos resbalones de parte de la inclinación, pues lo confieso, fue divertido =). Llegamos al cauce seco, decidimos descansar y comer por última vez. La noche llego, ya eran las 21:53, así que estuvimos media hora descansando, antes de emprendernos al regreso. La media luna era bastante hermosa, el paisaje lo iluminaba aun cuando no estaba completa. Las estrellas eran por otro lado increíbles, solo cuando te alejas de la ciudad, las puedes ver casi por completo, y esa noche no estaba nublado, de manera que teníamos un techo de estrellas, lo que hacía agradable la vista.

Crepusculo

Después de comer unos duritos, emprendimos el regreso a la camioneta, caminamos bajo la luz de la luna, sin necesidad de usar linternas, hubo ocasiones en que nos encontrábamos con perros de rancho. No paramos hasta llegar al estrecho del cañón, nuevamente pasamos por las desgastadas formas, por los inminentes depósitos continentales, los riachuelos, en fin. Ya que llegamos a la camioneta ya eran las 00:11, a lo lejos podíamos vislumbrar un grupo de caballos, luego acomodamos las cosas, y nos regresamos a la ciudad, no sin antes ver por última vez a La Sierra, en su monumental forma, imponente y maciza, como si nosotros hubiéramos hecho una peregrinación por la sierra, nos despedimos de ella.


martes, 9 de julio de 2013

Expedición: Cañón de San Judas y Sierra Agua del Toro

Nada mejor que inaugurar el blog con una crónica de una salida que se hizo hace unos días, y a nada menos que uno de los lugares más majestuosos e imponentes de Nuevo León, los cañones de la Huasteca, con esto doy por hecho la primera entrada del blog Expediciones por las sierras.

Viernes 5 de julio de 2013
Hora: 00:24

Salimos tarde, muy tarde de Monterrey, con solo un colega y yo decidimos embarcarnos en la exploración a la Huasteca, era obvio que de noche sería bastante sospechoso ir esos lugares, y más porque son lugares que la gente no frecuenta. Apenas llegamos a la entrada del parque, de manera rutinaria los policías municipales nos observan, detienen, y  nos dan el pase, así sin más preguntas, quizá por los logotipos de la camioneta, o porque simplemente no representábamos sospechas ante esas autoridades. En cuanto llegamos a la quinta y con el equipaje recién sacado, olvidamos una herramienta fundamental en todo campismo: un encendedor. De manera que, teníamos dos opciones: asumir el error y olvidarnos por completo de comida caliente, o regresar e ir a comprar un par de encendedores a fin de escarmentar a la próxima explorada. No fue difícil decidir, por lo que regresamos a por unos encendedores, cabe destacar que el trayecto es de 15 minutos por cada entrada o salida que se haga a la Huasteca.

Una vez que regresamos de nuevo, empezamos a caminar a la 01:22, ya era bastante tarde, no había luna por lo que forzosamente era necesario usar linternas, y para rematar era obvio que no íbamos a caminar 4 horas hasta llegar al campamento base, por lo que, solo caminamos una hora, y decidimos acampar en un lugar improvisado. De noche el camino era bastante singular,  solo estábamos cubiertos por un cielo estrellado, pero había algo singular en el cielo, podíamos observar la vía láctea, lo que más nos llamaba la atención era que la vía láctea estaba en medio del cañón, sin ningún ángulo que la distorsionara, era un evento muy poco usual.

Ya que establecimos el campamento, el lugar era agradable, el suelo era arenoso por lo que al dormir no tendríamos problemas, con excepción de uno que otro mosquito latoso, de ahí en fuera era un gran lugar para dormir. Ya que acomodamos todo, solo contamos algunas historias, algunas anécdotas por las sierras, recuerdos y demás.
Por la mañana ya eran las 08:54, guardamos todo el equipo, desayunamos ligero, y seguimos andando por el cañón, esta vez no descansaríamos hasta llegar al campamento base. En el camino podíamos observar las grandes formaciones del cañón, tan majestuosas y enaltecidas, tan recientes y sin apenas erosión, era inevitable pensar que estábamos caminando a lado de gigantes de caliza.

Cañón de San Judas
 

El camino estaba húmedo, las recientes lluvias habían dejado cauces y gran parte de estos el sedimento estaba removido, las rocas que se encontraban en las paredes del depósito continental  eran de aproximadamente varias toneladas, aun así estas cayeron dejando en evidencia el resto del sedimento donde estaba alojada. La temperatura era bastante agradable, con el sol de la mañana, era de agradecer que siguiera así por unas horas más. Más adelante del cañón, teníamos que atravesar en algunas ocasiones vegetación submontana, esto incluía nopales, cactáceas, agaves, entre otras plantas punzantes, aun así, no era un obstáculo suficiente como para atrasarnos. Algo que me llamó la atención fue la enorme cantidad de mariposas verdes que aparecían por él camino, esas mariposas pertenecen al grupo de los piéridos (Familia: Pieridae), algo que caracteriza a estas mariposas es que su vuelo es bajo y corto, pero sin lugar a dudas, hacia agradable la exploración.



Llegamos a las 11:39, para nuestra sorpresa el campamento base no había cambiado mucho, con excepción de la toma de agua, su superficie estaba llena de sedimento, así que era necesario removerla y esperar a que se sedimentara, así era como podíamos recargar agua. Aun teníamos varias horas antes de empezar el trabajo, aprovechamos para comer fuerte, y  descansar un rato, ya que nos esperaba mucho trabajo por hacer.

Ya eran las 14:03, ya habíamos comido y descansado, así que levantamos el campamento, fuimos por las herramientas, y dejamos algunas cosas que solo nos harían peso, habíamos que marchar. Ya en el camino, nos topamos con huellas de oso, no sabíamos la datación exacta, pero esas huellas debían tener menos de 24 horas, lo que sugiere que este parque contiene fauna de peso considerable, eso claro si tomamos en cuenta que los osos negros tienen una dieta muy variada, en su mayor parte vegetación, sin embargo también se alimentan de mamíferos, aves y reptiles, así como de carroña.

Huella de oso
Huella de oso negro (Ursus americanus)

Seguimos el camino, al principio íbamos al margen del riachuelo seco, pero en una parte del camino decidimos subir por la ladera noroeste, ya estábamos en Agua del Toro. Mi colega estaba divisando el punto de trabajo, desde una meseta que vio, mientras que yo veía el horizonte, la vegetación era verde gracias a las recientes lluvias. Seguimos avanzando por la ladera, esta era algo peligrosa, ya que mucho del matorral submontano fue devorado por el sobrepastoreo, dejando la ladera apenas arbustos y árboles de dónde agarrarse, más de una vez pisé tierra suelta, solo veía como la tierra y las rocas caían al vacío, la sensación de caerse es grande, pero teníamos que seguir.

Llegamos al lugar de trabajo, mi colega empezó a hacer el perímetro, me indicó que hiciera algunas cosas. Algo que agradecí bastante es que el día estaba nublado, por lo que hacer eso no estaría tan pesado. Para cuando terminamos ya eran las 20:33, ya quedaba poca luz, y no terminamos el trabajo, por lo que tendríamos que continuar mañana, dejamos las cosas y nos regresamos.

Agua del Toro

En el regreso nos alcanzó la noche, afortunadamente cuando llego la noche ya estábamos a 50 metros del campamento base, habíamos acortado tiempo ya que subimos a la cima de la ladera y después bajamos, lo único inusual de todo el camino es que, tanto mi colega como yo, escuchamos el canto de un ave que jamás habíamos oído, solo lo hizo una vez, no duro más de 4 segundos, después el escuchó el timbre de un celular, pero yo no lo escuche, quizá había habitantes en la cabaña, ya que el camino nos dirigía a ese lugar. En cuanto llegamos a la cabaña, no había signos de que alguien viviera, tocamos a la puerta, pero nadie contesto, la única actividad presente éramos nosotros y el grupo de vacas asustadas.

Llegamos al campamento base, y en seguida mi colega hizo la fogata, empezamos a sacar la comida, aperitivos varios, y el agua. Contamos algunas historias y libros que nos habían parecido interesantes, pero ya era de noche, y tuvimos que descansar, nos quedaba pendiente los animales. Esta vez no estábamos en suelo arenoso, ahora estábamos sobre una roca firme de... lutita? Sea cual fuere, era demasiado incómodo para dormir, yo estaba acostado como si fuera una S, pero al parecer mi colega pudo encontrar un mejor lugar.

En la mañana me levanté y me di cuenta de algo, había avanzado 40 cm de donde me dormí, estaba algo cerca del agua, lo que me alegra haberme despertado. Mi colega aparentemente seguía dormido, aproveché ese momento para ir por más leña. Encendí la fogata y ya mi colega se levantó, volvimos a comer. Algo de lo que me daba cuenta por insignificante que sea, era la cantidad de insectos acuáticos que hay en esa parte: nadadores de dorso (Notonectidae), zapateros (Gerridae), ninfas de libélulas (Libellulidae), hidrofílidos (Hidrophilidae), molinillos (Gyrinidae), depredadores de agua (Dystiscidae), rizadores (Veliidae) y chinches acuáticas (Belostomatidae). Estos insectos son buenos indicadores de la calidad de agua, lo que sugiere que su presencia es que el agua es potable y buena, aunque es relativo, ya que también pueden vivir en estanques o cuerpos de agua aislados, y la calidad de esta no siempre es buena, lo mejor es beberla desde el nacimiento de esta.

Chinche acuática
Chinche acuática (Belostomatidae)
  
Terminamos de comer, recargamos agua, y de nuevo emprendimos el camino a Agua del Toro, de nuevo teníamos que pisar con cautela, el suelo seguía algo suelto. Finalmente volvimos a emprender el trabajo, esta vez nos tomaría menos tiempo del esperado. En cuanto acabamos, empezamos por guardar las herramientas, lo que no podía evitar era ver el cañón, desde esa parte se podía divisar a cualquier sujeto o animal que anduviere por el arroyo seco.

Entonces regresamos al campamento base para finalmente descansar, comer por última vez, acomodar el resto de las herramientas, e irnos. El regreso estuvo bien, ya que veíamos de día los grandes cañones y la vegetación que cubre a algunos de ellos, en algunas ocasiones era posible observar individuos completamente aislados, ese es el caso de los pinos, llegamos a ver uno solo en toda una ladera, lo que a veces indica que sus poblaciones van siendo relictas, y que además la misma conformación del cañón hace que haya este tipo de comportamiento poblacional.

Seguimos caminando y seguía observando los cañones, seguía maravillado por las escarpadas y desgastadas formas, donde antes el agua fluía tajantemente, de ahí el porqué están tan labrados esos cañones, hubo partes en que, me quedaba algunos minutos observando las paredes de los cañones, especialmente “El teatro”, siempre que paso por esa sección nunca dejo de echarle un vistazo a tan monumental forma.

El teatro

Y he de reconocer que tome tantas fotos como pude, hasta hacer un especie de escaneado fotográfico, algún día uniré todas las fotos hasta hacer una sola imagen, el resultado probablemente sorprenda.

Cañoneando

A mitad de camino nos íbamos encontrando de todo, desde avispas tarantuleras gigantes (Familia: Pompilidae), lagartos espinosos (Sceloporus sp.), serpientes asesinadas por humanos, acto seguido de escarabajos viviendo en cadáveres (Silphidae), pero una sorpresa le deparó a mi colega, y era un fósil de ammonita –Son los regalos que nos da la montaña– dijo, mientras que yo veía la ammonita, y por supuesto no dude en tomarle fotos, algo que me recomendó mi colega es que pusiera la cinta de medir, cosa que agradezco.

Ammonite

Algo que me molesto fue que la gente usara vehículos 4x4 para subir rocas mucho más altas y verticales que el propio vehículo, la actividad del jeepeo no me molesta, por el contrario me gusta bastante, lo que me molesta es que no se tenga conciencia ambiental de que hay lugares para hacerlo, y el cañón de San Judas no es precisamente el indicado para eso.

Marcas de llantas

Y por fin llegamos a la camioneta, ya eran las 20:12, quedamos un rato observando la sierra, como si nos despidiéramos de ella para finalmente partir, e irnos con una sonrisa de haber estado en la sierra que nos acogió y nos recibió de buena manera.  Con esto quiero decir que debemos tener respeto por la sierra, que no es cualquier lugar para tirar barra o usarla para sentirte superior, es un gran lugar por explorar y descubrir lo que ofrece en su inmensidad.