martes, 9 de julio de 2013

Expedición: Cañón de San Judas y Sierra Agua del Toro

Nada mejor que inaugurar el blog con una crónica de una salida que se hizo hace unos días, y a nada menos que uno de los lugares más majestuosos e imponentes de Nuevo León, los cañones de la Huasteca, con esto doy por hecho la primera entrada del blog Expediciones por las sierras.

Viernes 5 de julio de 2013
Hora: 00:24

Salimos tarde, muy tarde de Monterrey, con solo un colega y yo decidimos embarcarnos en la exploración a la Huasteca, era obvio que de noche sería bastante sospechoso ir esos lugares, y más porque son lugares que la gente no frecuenta. Apenas llegamos a la entrada del parque, de manera rutinaria los policías municipales nos observan, detienen, y  nos dan el pase, así sin más preguntas, quizá por los logotipos de la camioneta, o porque simplemente no representábamos sospechas ante esas autoridades. En cuanto llegamos a la quinta y con el equipaje recién sacado, olvidamos una herramienta fundamental en todo campismo: un encendedor. De manera que, teníamos dos opciones: asumir el error y olvidarnos por completo de comida caliente, o regresar e ir a comprar un par de encendedores a fin de escarmentar a la próxima explorada. No fue difícil decidir, por lo que regresamos a por unos encendedores, cabe destacar que el trayecto es de 15 minutos por cada entrada o salida que se haga a la Huasteca.

Una vez que regresamos de nuevo, empezamos a caminar a la 01:22, ya era bastante tarde, no había luna por lo que forzosamente era necesario usar linternas, y para rematar era obvio que no íbamos a caminar 4 horas hasta llegar al campamento base, por lo que, solo caminamos una hora, y decidimos acampar en un lugar improvisado. De noche el camino era bastante singular,  solo estábamos cubiertos por un cielo estrellado, pero había algo singular en el cielo, podíamos observar la vía láctea, lo que más nos llamaba la atención era que la vía láctea estaba en medio del cañón, sin ningún ángulo que la distorsionara, era un evento muy poco usual.

Ya que establecimos el campamento, el lugar era agradable, el suelo era arenoso por lo que al dormir no tendríamos problemas, con excepción de uno que otro mosquito latoso, de ahí en fuera era un gran lugar para dormir. Ya que acomodamos todo, solo contamos algunas historias, algunas anécdotas por las sierras, recuerdos y demás.
Por la mañana ya eran las 08:54, guardamos todo el equipo, desayunamos ligero, y seguimos andando por el cañón, esta vez no descansaríamos hasta llegar al campamento base. En el camino podíamos observar las grandes formaciones del cañón, tan majestuosas y enaltecidas, tan recientes y sin apenas erosión, era inevitable pensar que estábamos caminando a lado de gigantes de caliza.

Cañón de San Judas
 

El camino estaba húmedo, las recientes lluvias habían dejado cauces y gran parte de estos el sedimento estaba removido, las rocas que se encontraban en las paredes del depósito continental  eran de aproximadamente varias toneladas, aun así estas cayeron dejando en evidencia el resto del sedimento donde estaba alojada. La temperatura era bastante agradable, con el sol de la mañana, era de agradecer que siguiera así por unas horas más. Más adelante del cañón, teníamos que atravesar en algunas ocasiones vegetación submontana, esto incluía nopales, cactáceas, agaves, entre otras plantas punzantes, aun así, no era un obstáculo suficiente como para atrasarnos. Algo que me llamó la atención fue la enorme cantidad de mariposas verdes que aparecían por él camino, esas mariposas pertenecen al grupo de los piéridos (Familia: Pieridae), algo que caracteriza a estas mariposas es que su vuelo es bajo y corto, pero sin lugar a dudas, hacia agradable la exploración.



Llegamos a las 11:39, para nuestra sorpresa el campamento base no había cambiado mucho, con excepción de la toma de agua, su superficie estaba llena de sedimento, así que era necesario removerla y esperar a que se sedimentara, así era como podíamos recargar agua. Aun teníamos varias horas antes de empezar el trabajo, aprovechamos para comer fuerte, y  descansar un rato, ya que nos esperaba mucho trabajo por hacer.

Ya eran las 14:03, ya habíamos comido y descansado, así que levantamos el campamento, fuimos por las herramientas, y dejamos algunas cosas que solo nos harían peso, habíamos que marchar. Ya en el camino, nos topamos con huellas de oso, no sabíamos la datación exacta, pero esas huellas debían tener menos de 24 horas, lo que sugiere que este parque contiene fauna de peso considerable, eso claro si tomamos en cuenta que los osos negros tienen una dieta muy variada, en su mayor parte vegetación, sin embargo también se alimentan de mamíferos, aves y reptiles, así como de carroña.

Huella de oso
Huella de oso negro (Ursus americanus)

Seguimos el camino, al principio íbamos al margen del riachuelo seco, pero en una parte del camino decidimos subir por la ladera noroeste, ya estábamos en Agua del Toro. Mi colega estaba divisando el punto de trabajo, desde una meseta que vio, mientras que yo veía el horizonte, la vegetación era verde gracias a las recientes lluvias. Seguimos avanzando por la ladera, esta era algo peligrosa, ya que mucho del matorral submontano fue devorado por el sobrepastoreo, dejando la ladera apenas arbustos y árboles de dónde agarrarse, más de una vez pisé tierra suelta, solo veía como la tierra y las rocas caían al vacío, la sensación de caerse es grande, pero teníamos que seguir.

Llegamos al lugar de trabajo, mi colega empezó a hacer el perímetro, me indicó que hiciera algunas cosas. Algo que agradecí bastante es que el día estaba nublado, por lo que hacer eso no estaría tan pesado. Para cuando terminamos ya eran las 20:33, ya quedaba poca luz, y no terminamos el trabajo, por lo que tendríamos que continuar mañana, dejamos las cosas y nos regresamos.

Agua del Toro

En el regreso nos alcanzó la noche, afortunadamente cuando llego la noche ya estábamos a 50 metros del campamento base, habíamos acortado tiempo ya que subimos a la cima de la ladera y después bajamos, lo único inusual de todo el camino es que, tanto mi colega como yo, escuchamos el canto de un ave que jamás habíamos oído, solo lo hizo una vez, no duro más de 4 segundos, después el escuchó el timbre de un celular, pero yo no lo escuche, quizá había habitantes en la cabaña, ya que el camino nos dirigía a ese lugar. En cuanto llegamos a la cabaña, no había signos de que alguien viviera, tocamos a la puerta, pero nadie contesto, la única actividad presente éramos nosotros y el grupo de vacas asustadas.

Llegamos al campamento base, y en seguida mi colega hizo la fogata, empezamos a sacar la comida, aperitivos varios, y el agua. Contamos algunas historias y libros que nos habían parecido interesantes, pero ya era de noche, y tuvimos que descansar, nos quedaba pendiente los animales. Esta vez no estábamos en suelo arenoso, ahora estábamos sobre una roca firme de... lutita? Sea cual fuere, era demasiado incómodo para dormir, yo estaba acostado como si fuera una S, pero al parecer mi colega pudo encontrar un mejor lugar.

En la mañana me levanté y me di cuenta de algo, había avanzado 40 cm de donde me dormí, estaba algo cerca del agua, lo que me alegra haberme despertado. Mi colega aparentemente seguía dormido, aproveché ese momento para ir por más leña. Encendí la fogata y ya mi colega se levantó, volvimos a comer. Algo de lo que me daba cuenta por insignificante que sea, era la cantidad de insectos acuáticos que hay en esa parte: nadadores de dorso (Notonectidae), zapateros (Gerridae), ninfas de libélulas (Libellulidae), hidrofílidos (Hidrophilidae), molinillos (Gyrinidae), depredadores de agua (Dystiscidae), rizadores (Veliidae) y chinches acuáticas (Belostomatidae). Estos insectos son buenos indicadores de la calidad de agua, lo que sugiere que su presencia es que el agua es potable y buena, aunque es relativo, ya que también pueden vivir en estanques o cuerpos de agua aislados, y la calidad de esta no siempre es buena, lo mejor es beberla desde el nacimiento de esta.

Chinche acuática
Chinche acuática (Belostomatidae)
  
Terminamos de comer, recargamos agua, y de nuevo emprendimos el camino a Agua del Toro, de nuevo teníamos que pisar con cautela, el suelo seguía algo suelto. Finalmente volvimos a emprender el trabajo, esta vez nos tomaría menos tiempo del esperado. En cuanto acabamos, empezamos por guardar las herramientas, lo que no podía evitar era ver el cañón, desde esa parte se podía divisar a cualquier sujeto o animal que anduviere por el arroyo seco.

Entonces regresamos al campamento base para finalmente descansar, comer por última vez, acomodar el resto de las herramientas, e irnos. El regreso estuvo bien, ya que veíamos de día los grandes cañones y la vegetación que cubre a algunos de ellos, en algunas ocasiones era posible observar individuos completamente aislados, ese es el caso de los pinos, llegamos a ver uno solo en toda una ladera, lo que a veces indica que sus poblaciones van siendo relictas, y que además la misma conformación del cañón hace que haya este tipo de comportamiento poblacional.

Seguimos caminando y seguía observando los cañones, seguía maravillado por las escarpadas y desgastadas formas, donde antes el agua fluía tajantemente, de ahí el porqué están tan labrados esos cañones, hubo partes en que, me quedaba algunos minutos observando las paredes de los cañones, especialmente “El teatro”, siempre que paso por esa sección nunca dejo de echarle un vistazo a tan monumental forma.

El teatro

Y he de reconocer que tome tantas fotos como pude, hasta hacer un especie de escaneado fotográfico, algún día uniré todas las fotos hasta hacer una sola imagen, el resultado probablemente sorprenda.

Cañoneando

A mitad de camino nos íbamos encontrando de todo, desde avispas tarantuleras gigantes (Familia: Pompilidae), lagartos espinosos (Sceloporus sp.), serpientes asesinadas por humanos, acto seguido de escarabajos viviendo en cadáveres (Silphidae), pero una sorpresa le deparó a mi colega, y era un fósil de ammonita –Son los regalos que nos da la montaña– dijo, mientras que yo veía la ammonita, y por supuesto no dude en tomarle fotos, algo que me recomendó mi colega es que pusiera la cinta de medir, cosa que agradezco.

Ammonite

Algo que me molesto fue que la gente usara vehículos 4x4 para subir rocas mucho más altas y verticales que el propio vehículo, la actividad del jeepeo no me molesta, por el contrario me gusta bastante, lo que me molesta es que no se tenga conciencia ambiental de que hay lugares para hacerlo, y el cañón de San Judas no es precisamente el indicado para eso.

Marcas de llantas

Y por fin llegamos a la camioneta, ya eran las 20:12, quedamos un rato observando la sierra, como si nos despidiéramos de ella para finalmente partir, e irnos con una sonrisa de haber estado en la sierra que nos acogió y nos recibió de buena manera.  Con esto quiero decir que debemos tener respeto por la sierra, que no es cualquier lugar para tirar barra o usarla para sentirte superior, es un gran lugar por explorar y descubrir lo que ofrece en su inmensidad.

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